El cabello es uno de los elementos diferenciales de nuestra apariencia externa. Mantenerlo sano y fuerte debe ser igual de importante que lucir un determinado tipo de corte de pelo. De todos es sabido la cantidad de tiempo y de dinero que gastamos en peluquerías y productos para nuestro cabello; hombres y mujeres.

No obstante muchas veces no nos paramos a pensar en el propio equilibrio de nuestro pelo ni en su salud. Utilizar un tipo de champú equivocado o simplemente incurrir en una serie de malos hábitos puede debilitar la fortaleza y vitalidad de nuestro cabello con el tiempo.

Y si bien es cierto que el paso del tiempo es implacable y que la nuestra genética tiene un peso innegable en la evolución de nuestro vitalidad capilar, no  menos cierto es que unos malos hábitos y un cuidado capilar poco acertado pueden acelerar la debilidad de nuestro cabello. En el peor de los casos nos enfrentaríamos a problemas tempranos de alopecia que no tendrían otra solución que una operación de injerto capilar para recuperar nuestro cabello perdido. Por ello aquí les ofrecemos una serie de razones para cuidar sus rutinas diarias:

  1. Elige el champú adecuado a tu tipo de pelo: para cabellos oscuros se recomiendan un champú hidratante y para los cabellos claros es mejor uno a base de manzanilla. Si tienes el pelo teñido utiliza champús con intensificadores de color que mantengan el color por más tiempo; de este modo necesitarás menos sesiones de teñido. Para cabellos grasos se recomiendan lavados diarios para evitar la grasa y buscar un champú que ayude a controlar la grasa. Los más indicados son los de PH neutro. Para el resto de cabellos no se recomienda abusar de un lavado diario, sobretodo en invierno.
  2. Si eres mujer, reduce el uso del secador y la plancha en la medida de lo posible. En caso de utilizar la plancha, procura que el pelo esté previamente seco. En ocasiones maltratamos en exceso nuestro pelo con estos aparatos. Los concentradores de calor que vienen como accesorios de nuestros secadores pueden jugarnos una mala pasada a la larga. El exceso de tintes, secados, alisados y otras técnicas deterioran nuestro pelo de forma importante.
  3. Escoge un buen cepillo para el pelo: no es baladí prestar atención al instrumento con el peinamos nuestro pelo. Al igual que en a la  hora de elegir champú, nuestro tipo de pelo nos debe servir de guía para escoger nuestro tipo de cepillo o peine. Para cabellos rizados es preferible usar un cepillo de madera o peines con púas anchas. En cambio para cepillar un pelo largo es preferible utilizar cepillos planos con las puntas protegidas.
  4. Masajea tu cuero cabelludo a menudo. Masajear aumenta la circulación de la sangre y así se estimula el crecimiento del cabello. Puede ayudarte a mantener el cabello que tienes y a que crezca cabello nuevo también. Usa tus dedos para frotar tu cuero cabelludo con un movimiento circular y enfócate en las zonas donde pierdas cabello.
  5. Cuidado con las coletas demasiado ajustadas: está demostrado que las coletas muy ajustadas someten a un estrés excesivo a nuestro cabello que puede debilitar nuestro cabello y provocar su caída. Si ves que tu pelo está pasando una mala época y necesitas tenerlo recogido, tal vez sea el momento de plantearse un cambio de look hacia un pelo más corto. De esta forma también le darás tiempo a tu propio cabello para que se recupere.
  6. Más allá de los cuidados directamente relacionados con el pelo, existen otros hábitos que inciden de manera indirecta sobre el pelo, pero que no conviene olvidar. Los hábitos alimenticios constituyen una base importante para equilibrar todos los aspectos saludables no ya sólo de nuestro cabello; también de todo nuestro organismo. Una dieta variada y saludable es un elemento esencial para que nuestro pelo se nutra de elementos indispensables que le permitan lucir fuerte y sano por más tiempo. Los alimentos que contienen la vitamina C son los más indicados para el beneficio directo de nuestra salud capilar.
  7. Otro aspecto indirecto que afecta a nuestra salud general y a nuestro cabello en particular es el nivel de estrés que soportamos. En nuestro día a día cada vez estamos más y más expuestos a situaciones de tensión que a la larga repercuten en nuestro organismo de una manera o otra. Un potente aliado contra el estrés es practicar con frecuencia ejercicio físico. El deporte ayuda a liberar tensiones que de otra manera se van acumulando. Mente sana en cuerpo sano dice el refrán. Ya sea una carrera continua tres veces por semana o un poco de yoga en el salón de casa, el ejercicio físico nos relaja de las tensiones diarias y contribuye a diluir los problemas que eso pueda generar en nuestro cabello.
  8. Por último, si tu pelo atraviesa una mala época siempre es recomendable acudir a un consejo médico que pueda diagnosticar bien el problema concreto para posteriormente encontrar una solución certera. Existen toda una gama de tratamientos capilares con las garantías médicas necesarias para tratar la debilidad de nuestro cabello. Sirven, por ejemplo, para frenar la caída del pelo y estimular su crecimiento. No está de más acudir a tu médico de confianza cuando detectamos problemas en nuestro pelo. Como se suele decir, en muchas ocasiones más vale prevenir que curar.

En definitiva, que existen factores intrínsecos que marcan la evolución de nuestro pelo, como son el tiempo y nuestra genética. Pero al mismo tiempo hay factores externos que también influyen para mantener la salud de nuestro pelo y sobre los cuales podemos influir con nuestro día a día.

La diferencia entre cuidar esos hábitos puede suponer la diferencia entre mantener la salud e integridad de nuestro pelo unos años más o unos años menos.