Una de las formas más sanas de cocinar el pescado es a la plancha. Para que nos quede un pescado a la plancha en condiciones debe de quedar una piel crujiente, pero a veces no resulta fácil sin que se pegue a la sartén o se deshaga.

Para que esto no suceda hay que tener en cuenta algunos consejos como que la sartén esté bien caliente, añadir sal sin refinar a la sartén antes de echar el pescado o añadirle al pescado un poco de limón antes de ponerlo en la sartén.

Aunque para algunos pueda ser una tarea fácil, para otros, y sobre todo si no disponen de sartén antiadherente, puede resultar caótico.

Un truco menos conocido y que nunca falla consiste en utilizar papel de horno:

 

  1. Para cortar el papel del tamaño y forma exactos de nuestra sartén, lo doblamos en cuatro capas y colocamos la esquina del doblez en el centro de la sartén. Marcamos a cada lado a la altura del filo de la sartén y cortamos el papel a esa altura, dándole la forma del fondo de la sartén.
  2. Una vez cortado el papel, lo abrimos lo colocamos en el fondo de la sartén.
  3. Añadimos sobre el papel una pequeña cantidad de aceite y lo esparcimos con ayuda de un pincel.
  4. Ponemos la sartén al fuego y dejamos que alcance una temperatura media-alta.
  5. Cuando esté bien caliente echamos el pescado encima del papel por el lado que tenga la piel y lo dejamos durante unos minutos (dependiendo del tamaño del pescado) y añadimos sal al gusto.
  6. Le damos vuelta al pescado con cuidado, ayudándonos de algún utensilio que veamos que no puede romper el pescado.
  7. Dejamos unos minutos que se haga por el otro lado (menos tiempo que el lado de la piel) y añadimos sal al gusto.
  8. Ya está listo para emplatar y servir.