Una de las formas más sanas de cocinar el pescado es a la plancha. Para que nos quede un pescado a la plancha en condiciones debe de quedar una piel crujiente, pero a veces no resulta fácil sin que se pegue a la sartén o se deshaga.
Para que esto no suceda hay que tener en cuenta algunos consejos como que la sartén esté bien caliente, añadir sal sin refinar a la sartén antes de echar el pescado o añadirle al pescado un poco de limón antes de ponerlo en la sartén.
Aunque para algunos pueda ser una tarea fácil, para otros, y sobre todo si no disponen de sartén antiadherente, puede resultar caótico.
Un truco menos conocido y que nunca falla consiste en utilizar papel de horno:
- Para cortar el papel del tamaño y forma exactos de nuestra sartén, lo doblamos en cuatro capas y colocamos la esquina del doblez en el centro de la sartén. Marcamos a cada lado a la altura del filo de la sartén y cortamos el papel a esa altura, dándole la forma del fondo de la sartén.
- Una vez cortado el papel, lo abrimos lo colocamos en el fondo de la sartén.
- Añadimos sobre el papel una pequeña cantidad de aceite y lo esparcimos con ayuda de un pincel.
- Ponemos la sartén al fuego y dejamos que alcance una temperatura media-alta.
- Cuando esté bien caliente echamos el pescado encima del papel por el lado que tenga la piel y lo dejamos durante unos minutos (dependiendo del tamaño del pescado) y añadimos sal al gusto.
- Le damos vuelta al pescado con cuidado, ayudándonos de algún utensilio que veamos que no puede romper el pescado.
- Dejamos unos minutos que se haga por el otro lado (menos tiempo que el lado de la piel) y añadimos sal al gusto.
- Ya está listo para emplatar y servir.