Si te sientes mal a menudo, con digestiones pesadas, ardores o hinchazón abdominal, debes de poner remedio al problema, especialmente si ya te han descartado un problema de otro tipo, y te han diagnosticado tan solo problemas digestivos de carácter inespecífico.
Esto es muy común y es muy frustrante para quién acude a la consulta, sin embargo, la parte buena es que siempre vas a tener la solución en tus manos. Con paciencia y cambios de hábitos, puedes mejorar tu salud intestinal.
Cuida tu dieta, por encima de todo.
Somos lo que comemos, y la dieta está directamente relacionada con la salud digestiva. Para evitar molestias intestinales, intenta dejar de lado los alimentos procesados, las grasas saturadas y todo aquello que es perjudicial para tu cuerpo.
Consume alimentos naturales y hazlo con preparaciones ligeras y saludables. Cocina al horno sin aceite, comida al vapor o plancha, evitando los fritos y los asados. Si tienes problemas digestivos, prima la ingesta de verduras al vapor pues son más digestivas que crudas.
También es importante el modo en el que comes. Hazlo siempre con una postura correcta de la espalda, comiendo despacio y masticando bien los alimentos. De esta forma, la digestión será mucho más sencilla para tu intestino. No olvides beber mucho agua, para mantener tu cuerpo hidratado y que realice mejor todas sus funciones.
Cuida tu flora intestinal
Cuando la flora intestinal está dañada, todo funciona mal en el organismo. Por eso es tan importante cuidarla. Una buena forma de hacerlo es evitando aquellos malos hábitos que perjudican a la flora intestinal, tal como hemos visto en el punto anterior. Pero también adquiriendo otros hábitos beneficiosos.
Uno de ellos es el tomar preparados con probióticos que contribuyan a la salud de la flora intestinal. Cuando la flora ya está muy dañada, los probióticos ayudan a regenerarla y la toma continuada de probióticos la fortalecen y la mantienen en las mejores condiciones.
Evita el estrés
Aunque siempre estaba la sospecha, ahora ya es una certeza. El estrés influye de forma clara y directa en la salud del intestino. Cuando estamos sobrepasados, el estrés puede hacer que la flora intestinal se dañe y esto hace que aparezcan molestias intestinales, como hinchazón, malas digestiones etc.
El problema es que a la larga, la flora intestinal dañada puede hacer que puedan entrar demasiadas toxinas al organismo y menos nutrientes de los que deberían, lo que afecta a todo el cuerpo pero en especial a las defensas.